Como el crujir del suelo viejo de un camposanto, así suena nuestra alma cuando es empujada por un amor malsano al hoyo aún vacío. Después de eso nada volverá a ser igual, y nuestra juventud habrá acabado sin haber tenido la oportunidad de empezar. Solo nos quedará confeccionar un exvoto a lo que imaginamos que podría haber sido, para no terminar perdiendo definitivamente la esperanza.
Eugen Ehrlich
Hemos traído aquí está cita que habla de la muerte, a pesar de que vamos a hablar de Eros, porque es sabido que, a pesar de que parecen dos polos opuestos, y lo son, el caso es que guardan una estrecha relación. La pulsión hacia la vida, el dinamismo y la búsqueda de la satisfacción son inseparables de la pulsión hacia la muerte, la vuelta a lo inorgánico y la disolución. Todas las acciones humanas encierran en sí mismas ambos principios. Quizá por eso los franceses, o alguien en francés, inventó esa expresión que aúna tan bien ambas ideas: la petite mort [la pequeña muerte], para referirse al estado de pérdida de consciencia que sucede al orgasmo; un asunto que ha sido estudiado a fondo por Janniko R. Georgiadis, Rudie Kortekaas, Rutger Kuiper, Arie Nieuwenburg, Jan Pruim, AAT Simone Reinders y Gert Holstege (2006): «Regional cerebral blood flow changes associated with clitorally induced orgasm in healthy women», European Journal of Neuroscience, Volume 24, Issue 11, pages 3305-3316.
En la exposición “Morbo Queer / InsuMisa” de Anna Maria Staiano y Graham Bell Tornado [La Errería (House of Bent)], ahora en Fundación La Posta, encontramos una pieza que resume bastante bien esa idea a mitad de camino entre Eros y Thanatos. Se trata de “Shirt lifter”, un kit para ligar o Cruising Chatelaine (2011-2013), que incluye, entre otros elementos, amuletos y talismanes (relacionados con la sexualidad) y un exvoto. Todos estos elementos han tenido a lo largo de la historia, junto con relicarios y cruces, algún tipo de sentido religioso, que es un campo de conocimiento que se prodiga en poner en relación la vida con la muerte. En el caso del Cruising Chatelaine de Anna Maria Staiano (que nos remite, en parte, a la joyería rococó del setecento), lo que en un primer momento podríamos calificar como relicario, porque incluye una imagen que parece de un santo, en concreto parece un San Sebastián, el caso es que si nos fijamos con detenimiento (en la exposición en La Posta hay una ampliación de esa imagen que nos lo hace más fácil), entonces podemos ver, por los cambios producidos en la iconografía, que no es el tal santo, sino un sufriente de placer en una sesión BDSM ―cuerdas incluidas―, al que, en un gesto de atrevimiento por parte de la artista, y para crear la confusión a la que nos hemos referido antes, dotándolo de un sentido religioso añadido, se le ha puesto en la cabeza una especie de corona de espinas, la cual también se puede ver en la exposición, un objeto enmarcado, a modo de vestigio de esa sesión BDSM, en la que debió ocurrir algún milagro, en agradecimiento del cual el receptor del favor se comprometió al cumplimiento de una promesa, y de ahí el exvoto en ese Cruising Chatelaine, para recordar y no olvidar.
“Shirt Lifter” en Impure (2019) de Anna Maria Staiano. Aparece precedido del texto de Rosa Sanchís: “Huid querubines, que empieza el juego”.
De la serie “Shirt Lifter” (2016), en exposición en La Posta el Cruising Chatelaine o Kit para ligar, en la Vitrina; así como la ampliación de la imagen incorporada al relicario (que luego vemos al fijarnos en detalle que es un exvoto); la corona de espinas del sufriente de placer, y la serie de fotografías realizadas por Vic Labadie con Joaquín Ruiz e Isaac Torres.
Hablando de exvotos, tenemos que hacer referencia a que no todos son representaciones gráficas o pictóricas, sino que los hay también escultóricos, como nos recuerda Mathurin Méheut, en un dibujo por otro parte plagado de referencias a la iconografía gay: “L’ex-voto”. Mathurin Méheut (1882-1958), de la Bretaña francesa, artesano antes que artista, fue ceramista y grabador, colaboró con naturalistas en la representación de la vida marina (trabajó para el Ministerio de Defensa francés, decoró barcos comerciales como el SS Normandie), y se le recuerda, fundamentalmente, por ser el ilustrador de Vieux métiers bretons (1944), de Florian Le Roy. Entre esas ilustraciones queremos recordar ahora “L’ex-voto”, una ilustración en la que aparecen representados unos marineros que portan, a modo de exvoto, algo parecido a la maqueta de un barco, en prenda de devoción y gratitud por lo marineros supervivientes de los peligros de la mar; una imagen que nos recuerda que los exvotos no son solo representaciones gráficas o pictóricas, sino que lo son también escultóricas.
Mathurin Méheut: “L’ex-voto” (1944)
Esa imagen de “L’ex-voto” de Mathurin Méheut para les Vieux métiers bretons, es una imagen que forma parte de una tradición que ha alimentado durante décadas la iconografía gay (y hoy por extensión queer). Todavía no se ha estudiado la permanencia de estas imágenes en el trabajo de tantos artistas, por ejemplo, de nuestro querido Genaro Lahuerta (el Genaro Lahuerta de antes del Golpe de Estado fallido de 1936 y la posterior Guerra Civil, antes de que se pasara al discreto paisaje expresionista), como se le puede ver en todo su esplendor en esta “Procesión Marinera” de 1930.
Genaro Lahuerta: “Procesión Marinera” (1930)
Los exvotos, como las reliquias, más allá de su apropiación por parte de las iglesias con finalidades religiosas, son como el objet trouve que rememora un momento feliz; un objeto material que facilita esa difícil puesta en relación entre las cosas y las ideas, y, especialmente, los recuerdos; una cuestión en la que el arte conceptual tanto ha profundizado.
Las apropiaciones entre los diferentes campos de representación no se agotan ahí. Diríase que la imaginería religiosa se ha apropiado al completo de la representación del BDSM. Lo podemos ver, por ejemplo, en el cuadro de Diego Velázquez: “Cristo después de la flagelación contemplado por el alma cristiana” [muchas veces se le cita como “Cristo contemplado por el alma cristiana”], de 1628. Un lienzo de grandes dimensiones (1,65 x 2,06) que se conserva en la National Gallery de Londres.
Diego Velázquez: “Cristo después de la flagelación contemplado por el alma cristiana” (1628).
Atención a la presencia en primer plano del instrumental típico de las flagelaciones, que forman parte habitualmente de las prácticas BDSM.
Aunque hay que decir que en ocasiones no se sabe a ciencia cierta qué grupos se apropian de las imágenes de qué otros grupos.
La exposición de Anna Maria Staiano y Graham Bell Tornado, una presentación de La Errería (House of Bent), la Casa de los Errores, se compone de dos Actos. En el primero ―“Morbo Queer”―, Anna Maria expone sus trabajos en el Cubo y en la Vitrina de La Posta, y en el Acto II ―“InsuMisa”―, la obra de Graham se expande por el espacio urbano alrededor de La Posta para llevar a cabo su acción coral, que incluye la proyección de la pieza de videoarte “Invocación de Las Santas Traviesas” (4 min, 2005); una acción coral que, tomando como referencia un cancionero cuir escrito e ilustrado por Bell Tornado entre las portadas de un libro de misas católicas (que después saltan a los muros de las calles que rodean La Posta), reproduce lemas utilizados en manifestaciones, en una expresión vocal participativa; y por último, un “Kuiraoke” (un karaoke de canciones queer), presentado por Diana DAMG, DJ y activista trans.
Con ese material gráfico, Graham ha elaborado hasta dos carteles para anunciar esta acción “InsuMisa”, que son un fiel reflejo de la imaginería desarrollada por él en múltiples formatos, y que se puede apreciar en todo su esplendor en La Erreria (House of Bent) en Xátiva.
Los carteles para esta exposición, así como el vídeo “Invocaciones de Las Santas Traviesas” (que se puede ver arriba, en nuestra screen), tienen reminiscencias de los trabajos de Jack Smith, cuya obra cinematográfica tuvimos oportunidad de ver en el MNCARS en 2008. Especialmente, nos trae al recuerdo la película “Flaming Creatures” (1963), que fue, como sabemos, la inspiración más directa de la obra de Susan Sontag “Notas sobre lo camp” (1964). Un ensayo en el que la autora define lo camp como “una forma de ver el mundo”, como ambición de grandeza, algo que de tan serio que quiere ser, en ocasiones termina por no serlo, y entonces mueve a la ternura, [aunque no lo cita Susan Sontag] “El Crepúsculo de los Dioses” (1950), con Gloria Swanson bajando por aquella escalera; en ese sentido, la perfecta representación del fracaso convertido en arte… …el arte de vivir el fracaso que es la vida (porque nos llevará a la muerte), pero sin permitir que se vea la tragedia de la vida detrás del glitter.
Jack Smith: “The Beautiful Book” (1962)