La Vida Nómada. La Guía de la Exposición

 

Se calcula que en el planeta no hay más de un 3,5% de la población que cambia su lugar de residencia durante su vida cambiando de país, lo que se conoce como migrantes. Esto es, que los seres humanos somos extremadamente sedentarios. Por otro lado, aunque de ese porcentaje una parte importante han venido a Europa (64 millones, la cuarta parte), lo cierto es que, en términos relativos, comparado con la población existente en Europa, se trata de cifras muy bajas (los 64 millones citados cuanto apenas representan el 8,60% de la población europea ―741 millones―).

Pero nosotros aquí no vamos a hablar de migraciones en sentido estricto. Agazapado tras ese fenómeno se encuentra otro que nos interroga de una manera más acuciante, porque no tiene una explicación al uso de carácter social, económico o político. Se trata de la vida nómada, que parece como el eco de un tiempo anterior a la organización de la vida social entorno al trabajo remunerado.

Aunque la vida nómada coincide parcialmente con personas migrantes, no siempre es así. La vida nómada tiene un perfil caracterizador propio. Más allá del caso paradigmático de los gitanos —los cuales, aún asentados, no abandonan sus costumbres nómadas—, conviven con nosotros pequeños grupos de población que nunca se integraron en nuestra organización social y de trabajo y que no vienen de fuera, sino que siempre estuvieron aquí. Además, vienen a desmentir que sean una forma de vida del pasado, porque se trata de una forma de vida que se renueva, que ha atravesado todo el proceso de racionalización que puso en marcha la Ilustración resultando inmune a sus efectos.

La vida nómada a la que nos referimos es tanto la de los seres humanos que aparecen retratados en los trabajos que se exhiben en esta muestra, como la de los artistas que la practican para captar la vida de aquellos. Inmersos como estamos en la idea de que el arte debe implicarse en la vida para cumplir su función, no podría ser de otra manera.

Se exhiben en esta muestra los trabajos de Joost Conijn «Siddieqa, Firdaus, Abdallah, Soelayman, Moestafa, Hawwa et Dzoel-kifl» (40’, 2004); Denis Ponté: de las series “Nomadic Community Garden” (2018) y “Left for Dead” (1994), fotografía, en Londres y Nueva York; Toni Serra aka Abu Ali: “Al Barzaj” [“Entremundos”], vídeo, en Marrakesh, 13’, 2010; Ulrike von Gültlingen “Hohrodberg” (Alsacia, 2021) y las fotografías de Enrique Gil Bazán realizadas para el estudio geológico del mar de piedra de Arroyo Cerezo, en el Rincón de Ademuz (Comunidad Valenciana).

«Siddieqa, Firdaus, Abdallah, Soelayman, Moestafa, Hawwa en Dzoel-kifl» (40’, 2004), Joost Conijn

En cuanto al trabajo de Joost Conijn «Siddieqa, Firdaus, Abdallah, Soelayman, Moestafa, Hawwa en Dzoel-kifl» (40’, 2004), que se pudo ver en la Triennal de Paris de 2012, “Intense Proximité”, en el Palais de Tokio, se trata de un trabajo videográfico que muestra la vida de un grupo de niños en un descampado en las afueras de Amsterdam. Aunque lo primero que llama la atención es que durante toda la jornada se ve poca presencia de sus padres, y no están abandonados, pero esto no es lo más relevante, sino el hecho de que, aunque están allí, podrían estar en cualquier otro sitio. Nada da a entender que aquello sea su residencia permanente, y no por precaria. Todo es extremadamente provisional. Los niños construyen sus instrumentos para el juego con lo que encuentran a su paso. Pero están ahí haciéndolo con gran intensidad, con un gran dominio del espacio, no como alguien que sufre el desarraigo. En definitiva, como nómadas.

Dice Claire Staebler, en la Guía de la Exposición de la Triennale de París 2012 “Intense proximitè”, en donde este audiovisual se mostró en unas condiciones específicas (en la ampliación en el subsuelo del Palais de Tokyo): “Conijn pone su cámara y simplemente toma de la fuente esa energía infantil, cuestionando con fuerza y sencillez la pertenencia cultural, la religión y la autoridad, mientras empuja los límites de la tolerancia y la integración”. Efectivamente, se están forzando las fronteras de la tolerancia. Este tipo de trabajos que convierten la vida en materia prima para una experiencia artística plantean de manera inevitable problemas de legitimidad (si es que no se trata directamente de problemas legales), en particular en relación con el uso de las vidas y la imagen de otros. Tanto es así ―que se da siempre esa tensión y esos problemas―, que, según informa la web del Franz Hall Museum, de Harlem (Países Bajos), en cuya colección obra el audiovisual de Joost Conijn que comentamos: “No mucho después del estreno de la película, los políticos de Ámsterdam intervendrían y Bureau Jeugdzorg quitaría a los niños de su padre y los sacaría de su hogar”.

“Nomadic Community Garden” (2018) y “Left for Dead” (1994), Denis Ponté

Por lo que se refiere al trabajo de Denis Ponté, recala en Nomadic Community Garden en Londres y nos aproxima a una experiencia comunitaria que nos recuerda, por algún momento, la Christiania de Copenhague, pero su virtud más importante es que pone en evidencia la persistencia en el tiempo de formas de vida en común cuya organización no gira entorno al trabajo remunerado, como es el caso de la comunidad —cuyos miembros se renuevan constantemente, pero que permanece como tal comunidad— de grafiteros y todo tipo de artistas existente en Nomadic Community Garden.

De otra serie de Denis Ponté “Left for Dead”, hecha en New York en 1994, hemos seleccionado una fotografía en la que aparece en primer plano el espacio urbano de la vida nómada. Tanto en esta como en las restantes fotografías (y especialmente la de los graffiteros bajo el puente), se hace patente que la vida urbana transcurre en espacios urbanos echados a perder, sin un uso claro, como es el caso de los espacios que aparecen bajo los puentes de las infraestructuras urbanas, o en las grandes superficies pavimentadas que aparecen en las ciudades que no son ni aceras ni plazas, fruto de la aplicación de los estándares de espacio vacío proporcional a la edificabilidad realizada, que cuando la edificabilidad crece mucho, da lugar a unos espacios vacíos sin un uso claro, lo cual, unido a la constante disminución del número de viandantes porque la movilidad ha sido sustituida por el transporte en vehículo particular, especialmente en los suburbios, termina creando el escenario perfecto para el desarrollo de la vida nómada.

“Al Barzaj” [“Entremundos”], Marrakesh, 2010, 13’, Toni Serra / Abu Ali

El título de este trabajo ya es bien expresivo de su contenido: “Al Barzaj” [“Entremundos”], almas y cuerpos errantes entre distintos niveles de conciencia, entre diferentes sitios y lugares. Geografía para desterritorializados, entre dos orillas. En un comentario sobre este audiovisual podemos leer: «Paseo entre mundos. Divagando por caminos complejos en torno a la luz y la oscuridad, donde la mirada se halla constantemente sorprendida y adaptada por el contraste. Entre la ceguera y la máxima iluminación. Travesías vericuetas por los interiores de cualquier ciudad marroquí donde aparecen, con la misma rapidez que desaparecen, personas y objetos. Un tránsito oscilante entre vida y muerte en los márgenes de hogares anónimos» [del blog Tam Tam Press, de León, dando cuenta de actividades del MUSAC de León con Toni Serra / Abu Ali]. “Al Barzaj” [“Entremundos”] es un trabajo que crea su propio formato, a mitad de camino entre el video-arte y el documental de creación, fundiendo aspectos autobiográficos del propio creador con las circunstancias concretas en Marrakesh, y ambas, tanto la memoria como los lugares, mostrando errancias y nomadismo.

“Hohrodberg”, 2021, Ulrike von Gültlingen

¿Alguien se ha parado a pensar alguna vez cómo puede ser un paisaje de nómadas? De entrada, parece que las ideas de un paisaje propio y de la vida nómada estarían reñidas. Teniendo en cuenta que una de las principales características de la vida nómada es su movilidad, parece que no habría un paisaje específico, sino que, antes al contrario, se trataría necesariamente de un paisaje cambiante. Sin embargo, algo hay en las fotografías de Ulrike von Gültlingen que nos hacen pensar en la idea de que estamos ante la imagen de lo que podría ser un paisaje de la vida nómada. Esa impresión la tuvimos ante la serie de fotografías “Glaswaldsee” que se mostraron en la Fundación La Posta en la exposición colectiva “Inflexive Speeches”, organizada por Red Nómade e Yvonne Andreini [ver aquí ]

En la serie “Hohrodberg”, 2021, aparecen construcciones que podrían servir de habitación. Originalmente construidas para la guerra, posteriormente pueden haber servido como refugio para pastores, refugiados, excursionistas, etc. La vida nómada necesita de habitáculos aquí y allá, en los que reposar en el camino. Así pues, en la vida nómada hay paisaje y hay habitáculos. Se podría, incluso, hablar de una geografía de la vida nómada. Lo ha hecho el investigador Michael Frachetti, de la Universidad de Washington. Sostiene que la vida nómada dio forma a la geografía de la Ruta de la Seda en las tierras altas de Asia Central. Allí, el albergue típico para las caravanas que llevan el ganado buscando los mejores pastos es el Caravasar. La Posta es un Caravasar. Un lugar para llegar, descansar, pensar, y seguir el camino. También lo puedes encontrar en Alsacia, en Hohrodberg. Los nómadas están entre nosotros, aunque no los veamos.

El mar de piedras de Arroyo Cerezo (Rincón de Ademuz), Enrique Gil Bazán

Pero no tenemos que irnos tan lejos para encontrar los paisajes de la vida nómada. Aquí cerca de València tenemos uno sobrecogedor: el mar de piedras que hay entre las localidades de Arroyo Cerezo (Rincón de Ademuz) y Alobras (Teruel). Ese mar de piedras lo ha estudiado Enrique Gil Bazán.

Se le llama mar de piedras por el hecho de que estas tierras están constituidas por depósitos marinos realizados cuando estas tierras se encontraban bajo el nivel del mar hace millones de años. De hecho, en estratos inferiores del suelo, visibles en un tajo abierto en la tierra por el transcurrir del arroyo Cerezo, se han identificado arrecifes marinos fosilizados.

Este mar de piedras forma parte del altiplano que integra la Sierra de Albarracín, los Montes Universales, la Sierra de Gúdar. Es el territorio del Maquis (la guerrilla antifranquista que extendió sus actividades desde la Guerra Civil de 1936-1939 hasta finales de los años 50 del siglo pasado); el territorio también de los carlistas (los partidarios del hermano de Fernando VII en pugna con su sucesora Isabel I ―y antes la Regente María Cristina―; conservadores en guerra contra los liberales, una guerra que se extendió en tres episodios, desde 1833 hasta 1876, el tiempo de la desamortización de los bienes de la Iglesia y la desvinculación de los mayorazgos nobiliarios).

Zonas guerrilleras más activas Zonas guerrilleras más activas

Estamos ante un territorio que ha conocido de errancias, nomadismo y vagabundeo. En ese territorio, cuya mejor identificación es precisamente mirando la delimitación del AGLA (Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón) del Maquis, es el territorio en el que desarrolló sus actividades La Pastora / El Lobo del Maestrazgo, que por los dos nombres era conocid@ (hoy le llamaríamos intersexual, entonces se ha llamado a veces hermafrodita), hemos tenido noticia de su existencia por la novela de Alicia Giménez Bartlett: Donde nadie te encuentre (2011).

teresa-pla-messegue-la-pastora-1_1_630x630 La Pastora o El Lobo del Maestrazgo

El paisaje perfecto para una lectura contextualizada de la Anábasis de Jenofonte, la historia de otros errantes. La expedición de los Diez Mil que en el 401 aC salió de la Eólida y atravesó la península de Anatolia para luchar a las órdenes de Ciro el Joven, quien pretendía arrebatar el trono a su hermano Artajerjes II, el Gran Rey de Persia. La batalla tuvo lugar en Cunaxa, actual sitio de Tell Kuneise, al oeste de Bagdad. Aunque la batalla la ganó el ejército de Ciro el Joven, en alianza con el ejército profesional de griegos, el caso es que terminada la batalla se conoció que Ciro el Joven había muerto, y sus tropas se pasaron en desbandada al bando enemigo de Artajerjes II, dejando abandonado en tierra hostil al ejército de los griegos. Estos emprenden entonces un incierto camino de regreso, en medio de una notable desorientación, por cuanto sus generales habían sido muertos en una trampa preparada por el ejército de Artajerjes II. En ese punto es cuando Jenofonte se hace cargo de la expedición de regreso, narrando la aventura a su vuelta a casa. En el camino de regreso atravesaron los territorios de Mesopotamia y la Armenia histórica, recorriendo la rivera del Eufrates hasta el lago de Van y después hasta dar con el Mar Negro, cuando exclamarían el conocido: “Thalassa, Thalassa” (“El mar, el mar”).

Θάλαττα, θάλαττα — ¡Thalatta! ¡Thalatta! (¡El mar! ¡El mar!), pintura de B. Granville Baker, 1901 ¡Thalassa! ¡Thalassa! (¡El mar! ¡El mar!), grabado de Berdard Granville Baker de 1901.

Thalassa, Thalassa (1994) Bogdan Dumitrescu «Thalassa, Thalassa. Rückkehr zum meer» (1994), Bogdan Dumitrescu

La historia que cuenta Jenofonte se ha llevado al cine en varias ocasiones, y ha inspirado otros tantos films, como el de Eric Baudelaire: “L’anabase de May et Fusako Shigenobu, Masao Adachi et 27 années sans images”, 66’, 2011, pero queremos recordar ahora precisamente la película “Thalassa, Thalassa. Rückkehr zum meer” (1994), de Bogdan Dumitrescu, que cuenta la historia de un grupo de niños y una niña que encuentran y roban un Jaguar descapotable y deciden conducir hasta el mar (el Mar Negro). Lo que comienza como una broma se deteriora hasta convertirse en un viaje bastante agotador. Lo que nos devuelve precisamente al principio de este recorrido de la exposición “La Vida Nómada”, cuando empezamos hablando del film «Siddieqa, Firdaus, Abdallah, Soelayman, Moestafa, Hawwa en Dzoel-kifl» de Joost Conijn.

LOS AUTORES

Joost Conijn (1971, Amsterdam)

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Su actividad se desenvuelve a mitad de camino entre la tecnología y el arte. Es inventor y aventurero. Entre otras cosas, ha construido aviones, utilizando piezas de bicicletas. El primero se estrelló al poco de despegar, pero con el segundo viajó hasta Kenia. Ha recorrido varios países del este de Europa con un vehículo hecho de madera que funciona con gas generado por el mismo vehículo. Ha realizado películas narrando estas aventuras. Entre otras, una sobre su viaje en bicicleta por Marruecos con dos amigos.

Obras suyas y vestigios de sus aventuras y sus inventos se encuentran en las colecciones del Franz Hall Museum de Harlem (Países Bajos) y en el Museum Boijmans Van Beuningen de Rotterdam. Sus trabajos y experiencias se han mostrado en espacios de arte de todo el mundo: Royal Athenaeum of Antwerp, en 2017; Kioto Municipal Museum of Art, en 2015; 13th Istanbul Biennial y Biennale of Sydney en 2014; Museum Volkenkunden Leiden (NL) en 2013; Kröller-Müller “Art Cars” Utrecht y Triennal de Paris “Intense Proximité” en 2012; Matadero Madrid en 2009; MAPAMUNDISTAS ’08 Pamplona en 2008; Cobra Museum (Solo exhibition), Amstelveen (NL) en 2005; Fundación Miro (Solo exhibition), Barcelona, en 2005; etc.

Joost Conijn ha inspirado el carácter del protagonista de la novela de Tommy Wieringa: Joe Speedboat, editado por De Bezige Bij [La Abeja Ocupada], 2005. La cual ha obtenido infinidad de premios. Aunque Joost Conijn se desmarca del asunto diciendo que cualquiera que le conozca sabe que hay notables diferencias con Joe Speedboat.

Denis Ponté (1964, Ginebra)

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Un fotógrafo que compagina su trabajo en el estudio, con la actividad docente en la Universidad y sus desplazamientos a través del mundo, captando lo que ven sus ojos de una manera muy directa. Dice Serge Desarnaulds (actor de Jean Luc Goddard y escritor): “Fotógrafo en el que el compromiso es manifiesto en muchas de sus obras (Left for Dead, 1994; Au bord du monde, 1995; Histoire de vivre, 1998; Face à elle, 2015). Ese compromiso, a la vez artístico y social, marca una independencia de espíritu reconocible y una ética, unida a la responsabilidad de su trabajo, así como la libertad de crear sin encaje en un marco económico limitante y fuera de toda afiliación institucional que pudiera reducir sus exigencias. Esa actitud tiene su precio y es digna de admiración. Estos diversos aspectos hacen de él un artista cuyo talento ha sido subrayado, especialmente cuando sus imágenes tienen como tema el retrato o el entorno natural y social observado durante un viaje. […] Se necesitan pocas palabras para designar este talento: un don que sabe captar el surgimiento en el momento justo, es decir en ese momento inesperado que nosotros esperamos siempre y que seguiremos esperando durante mucho tiempo desde que la fugacidad de la impresión se nos aparece y reaparece”.

Denis Ponté ha desarrollado a lo largo de su carrera numerosos proyectos artísticos de temática social. Algunos de sus trabajos más representativos son: Laissé pour mort (Ginebra, 1995), Face à Elle (Ginebra, 2015); I understand. Do you? (El Cairo, 2016), Portraites parlés (Martigny, Valais, Suiza, 2019), De cara a ellas, Fundación La Posta (Valencia, 2019), Homo Artifex, Fundación Bancaja, Sagunto, 2021 (incluye video-entrevistas). Además de la fotografía, comparte su experiencia en talleres llevados a cabo en países del África occidental.

Toni Serra / Abu Ali (Manresa, 1960 – Barcelona, 2019)

Toni Serra Abu Ali

 

Predicar y dar frutos

Aunque en las últimas décadas está mal visto acercarse a la obra de un artista desde su biografía, por la tendencia a ensalzar un supuesto espíritu genial, lo cierto es que en el caso de Toni Serra / Abu Ali nos viene muy bien para comprender su trabajo. En su carrera, como en su vida, han convivido una actitud crítica, que incluye textos relevantes como “Abrir la visión”, con trabajos audiovisuales que han buscado crear otro imaginario, diferente del que nos invade constantemente a través de los medios de comunicación, incluido el cine, unos trabajos audiovisuales empapados de una espiritualidad, incluso religiosidad, notables. En ese contexto, podríamos decir que no se limitó a predicar, sino que también dio frutos.

Toni Serra falleció repentinamente en 2019 en Barcelona, después de una vida de aquí para allá, tanto en un sentido físico como mental. El hecho de que adoptara un segundo nombre ―Abu Ali― es bien significativo a este respecto. Abu Ali significa en árabe “el hijo de Ali”. Según nos explica el Imán Alejandro Alí Badrán, que escribe en el periódico La Voz, de Córdoba, Argentina: “La genealogía de los nombres”, 13.11.2012; los árabes utilizan poco el nombre propio y se refieren a cada cual como “el hijo de…” o “el padre de…”, o “la madre de…”, consecuencia de la importancia dada a la genealogía, trasunto a su vez de la importancia dada al grupo familiar y al clan. En ese contexto, no hemos podido averiguar (aún) quien debió ser Ali, si es que fue alguna persona real, adoptando su nombre como pseudónimo. Aunque no estará de más recordar que Ali es un nombre familiar bastante común, en particular en Marruecos. Toni Serra vivió mucho en Marruecos. En ese sentido, cuando se hace referencia a su biografía se suele contar que vivió entre Barcelona y Marrakesh (en alguna fuente hemos podido leer que en una aldea próxima a Marrakesh, Duar Msuar, pero no hemos podido localizarla en el mapa). Antes vivió en Nueva York, entre finales de los ochenta y comienzo de los noventa, pero como parte de su formación como video artista. Aunque también en EEUU simultaneó su vertiente de crítica política con su búsqueda de nuevos imaginarios (es paradigmático en este sentido su trabajo “El canto de la abubilla”, publicado en 2015, aunque con imágenes registradas en iglesias evangelistas durante su estancia en Nueva York a principios de los noventa). Ese estar en un sitio o en otro, tanto en un sentido físico como mental, se puede apreciar incluso en su fase formativa primera, cuando siendo joven estudió Historia del Arte, que son unos estudios literarios, pero después de licenciado se fue a Nueva York a aprender video arte. Toda una vida “entremundos”. Por eso la elección de “Al Barzaj” [“Entremundo”] (13’, 2018) resulta particularmente apropiada, en particular para “La Vida Nómada”.

Ulrike von Gültlingen (Bielefeld, 1966; vive y trabaja en Berlín)

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Ha desarrollado su carrera artística en el campo de la fotografía, el dibujo y el diseño de escenarios. En 2004 fundó en Berlín la Freiraum School of Arts, de la que es directora. Dentro de Freirarum [espacio al aire libre] creo Freirarum-kinder e.V., asociación sin fines lucrativos, con el objetivo de brindar a los niños acceso gratuito al arte y la cultura y promover su pensamiento creativo y su potencial.

Sobre la serie de fotografías “Hohrodberg”, hechas en Alsacia, ha comentado la artista: “Me encanta deambular, descubrir lugares que son más que ellos mismos, las cosas aparentemente aleatorias que siguen un principio secreto de legados humanos, contarnos historias o plantearnos acertijos”. Porque, efectivamente, los lugares retratos esconden un secreto.

Este método de trabajo que practica Ulrike von Gültlingen le emparenta con los artistas del Spurensicherung Kunst, una corriente artística poco conocida en España, a pesar de ocupar un apartado específico en Arte del Siglo XX, Taschen, 2001, págs. 567-570.

Enrique Gil Bazán (Zaragoza)

Enrique Gil Bazán

Es geólogo y paleontólogo (formó parte del equipo de Atapuerca ―vinculado al Museo de Ciencias Naturales de Madrid―, que bajo la dirección de Emiliano Aguirre recibió el premio Príncipe de Asturias en 1997), también escritor de novela (Proyecto Homo. Atapuerca: bajo la amenaza del complot internacional, Certeza Libros, Zaragoza, 2007; una novela de intriga, acción y suspense), y escribe divulgación científica en distintos medios, como CatalunyaVanguardista – Digital Independiente. Utiliza la fotografía para ilustrar con imágenes sus trabajos científicos, como antes se utilizó el dibujo con esa finalidad. Sus fotografías del mar de piedras de Arroyo Cerezo, en el Rincón de Ademuz, nos muestran un paisaje de una belleza por descubrir, a lo que su trabajo hace una contribución notable.

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