LA EXPOSICIÓN funciona en tres fases de lectura, que dan cuenta del proceso de creación en un recorrido progresivo por el espacio expositivo.

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La primera fase se aproxima, de manera muy leve pero eficaz, a la construcción de la imagen de la mujer marroquí desde la herencia visual del archivo colonial. Con apenas tres postales y un par de libros para ser consultados, nos acercamos a esa visualidad “orientalista” (Edwuard W. Said), pero de una forma en absoluto enfática, sino más bien como algo que ha sido incorporado a la vida cotidiana sin ser, todavía, problematizado. En la mayor parte del mundo, por cierto, las primeras fotografías que se “tomaron” fueron obra del colonizador.

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En esta segunda fase, la artista comienza una búsqueda para escapar de esa construcción de imagen que ha heredado. Sale del salón de reliquias coloniales para tratar de encontrar otra imagen posible. Pero en su búsqueda no puede dejar de tropezar con imágenes que, aunque nuevas y actuales, revelan construcciones y reproducciones previas, restos de estereotipos, vestigios de clichés (y un cliché es, precisamente, la imagen fotográfica en negativo que sirve para la tirada de copias). Entre los clichés folkorizantes y los constructos publicitarios, es como si el cuerpo femenino tuviera que luchar permanentemente con un maniquí, enfrentarse a él cuerpo a cuerpo en cada gesto. La artista, entonces, llora. Su propia imagen se fragmenta y se dispersa como las lágrimas.

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Lamia Mohacht decide entonces generar un set, un estudio en el que diversas mujeres puedan elegir y construir libremente, por sí mismas, el gesto que quieren entregar a la cámara. Tan importante es ahora la construcción de imagen como las relaciones que se van estableciendo con las mujeres que pasan por el estudio. El cuerpo a cuerpo es otro. El pacto recíproco entre fotógrafa y persona fotografiada es ahora determinante. Como explica la artista, se trata ya de “una invitación a todas las mujeres marroquíes para participar en la creación de un retrato colectivo”. Y todas las mujeres quiere decir “cualesquiera sean sus creencias religiosas, sus orígenes étnicos y sociales o su orientación sexual”.