En ocasiones, situaciones extremas sirven de acicate a la imaginación humana. A principios del siglo XX, algunos hombres de la ciudad de Valencia, hartos de pasar hambre ellos y sus familias, deciden buscar fortuna (o por lo menos comer), estableciéndose en los años 30 del siglo pasado en unas barracas junto a la gola del Perellonet, y deciden dedicarse a la pesca de la angula. Fueron los primeros en España en tener esa idea, y para llevarla a cabo ingeniaron un artefacto único en su clase: el monot.